¿Alguna vez te ha pasado que sabes lo que va a ocurrir
Para que estemos claros, no es ni parecido a lo que la gente
llama "Déjà vu", es
mucho peor, ya que lo que he investigado sobre esa palabra son teorías muy
locas, como que tiene que ver con tus vidas pasadas, o que es un error que
comete tu cerebro, haciéndote sentir que ya has hecho esto o aquello, en fin,
bla bla bla, y mas bla bla bla.
Para mí
estas son explicaciones para bobos, que proviene de gente que no sabe nada de
nada, porque no lo han vivido, porque no lo han sentido, y porque no lo han
sufrido como yo, ya que ninguna de estas “teorías” te hablan de sueños repetitivos acerca de lo que te va a pasar, ni de las voces en tu
mente que te gritan, (¡si, gritan!), lo que va a pasar si
haces algo, o no lo haces.
Otras
personas le pueden llamar instinto, pero estoy segura que el instinto no te
habla, ni te mandas señales como cuando se te erizan los vellos del brazo, o tu
mente se bloquea y dice un rotundo “¡No!” y no sabes por qué. En el caso de los instintos te
pueden fallar, pero en mi caso yo nunca fallo con lo que sueño o escucho.
Nunca.
Y jamás
traen nada bueno.
Jamás.
Mi nombre
es Lilieth Martin, tengo 16 años, escucho “voces” y tengo “sueños”
que me indican lo que me va a pasar, y no, no puedo decírselo a nadie, (o,
¿quieres que me lleven a la casa de la risa?) No es algo que puedo explicar en
una forma coherente, o ¿Qué puedo decir?, “Si doctor, lo que pasa es que hace
unos cuantos días, soñé con que mañana mi
hermanito Luca se va a caer y se va a fracturar la rodilla”
¡No!
Al día siguiente me estarían
encerrando en un cuarto con paredes acolchonadas, por haber provocado ese
accidente, que por cierto, así pasó.
Entiéndeme,
no es algo que yo pueda controlar, solamente pasa y ya. Y una verdadera
desgracia, ¿o es que te parece bien que tu vecina te vea como si fueras un
bicho raro cuando le dijiste, a tus 7 años, que no
comprara velas para su pastel de cumpleaños, y que el día de la fiesta vinieran
los bomberos a su casa, porque las cortinas cerca de la mesa donde estaba el
pastel comenzaron a arder?
¡Pues claro
que es una desgracia!
Todavía,
y después de tantos años de habernos
mudado lejos de su casa, cada vez que nos encontramos con la señorita Esther en
la calle o en casa de Nany, ella tiene sospechas de que yo inicié el incendio.
O que les
dijeras a tus padres, cuando tenías seis años, que cuando
tu perro se muriera la siguiente semana, querías que lo enterraran cerca de la
fuente en el jardín de Nany, y que días después como predijiste, tú perro se
muera atropellado y tus padres crean que tú hiciste algo para que pasara.
Créeme,
después de estos dos hechos dejé de decirle a la gente lo que iba a
pasar.
Hasta ahora.
Porque esta
vez sí es de verdad grave.
Alguien va
a morir y me acusaran de ello.
Todo
comenzó el miércoles de la semana pasada, cuando me desperté luego de once días
de tener el mismo sueño. Si once, ni más ni menos, todos
comienzan un miércoles, y terminan un sábado, luego de allí en el transcurso de
unos nueve días mi pesadilla se vuelve realidad.
¿Qué como
lo sé?, ¡Heeello!, ¡te estoy diciendo que me ha pasado durante toooda mi vida!,
lo menos que podía hacer, era ver como ocurria esto, ¿verdad? Y siempre es así, siempre. Es horrible saber que es media noche, porque despertaste
sudada, con calosfríos, y con una espantosa pesadilla, que te atormenta por
once largas noches, y que al final sabes se volverá realidad.
Esta vez el
sueño, porque comenzó como un gran sueño, me mostraba a mis amigos y a mí conversando y relajeando felices en
el pasillo del colegio, cuando un chico con lindos ojos verde avellana, que por
alguna razón me parecía familiar, y que sin embargo no he visto jamás, se dirige hacia mí y me toma de las manos para darme
un beso en la mejilla. Luego desliza sus labios hacia mi oído y me dice “Lo
hice por ti”.
Pero sus manos no
están vacías, y palpo un objeto frio y alargado, embadurnado de una sustancia
viscosa que despierta de inmediato mi curiosidad, así que bajo la mirada para
darme cuenta que tengo entre ellas un puñal empapado de sangre y esta manchando
mis dedos. Al ver esto, retiro rápidamente mis manos de las suyas y el
aprovecha para dar la media vuelta e irse a paso acelerado, y yo quedo
atónita con el cuchillo tintineando, al
caer a mis pies. Estoy a punto de
derrumbarme de la impresión, cuando Gabe me sostiene para darse cuenta de lo
que está sucediendo. Un momento después
se escucha el grito desesperado de una chica saliendo del salón de
francés. Todo el mundo se voltea cuando entre sus alaridos se escucha un “¡la
mataron, la mataron!”
Y de pronto Rita, una
chica que me odia por cierto, se percata que tengo las manos ensangrentadas y
el puñal a mis pies y me señala “¡fue ella, fue ella!”. Todo se convierte en un
caos, y la gente comienza a rodearme para que no escape, y acusarme.
Solamente Gabe me cubre con sus brazos para protegerme. Y es en ese
momento cuando despierto
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